Fuerza...

Que la vida nos pone a prueba es una verdad incuestionable. En mayor o menor medida, todos contamos con pequeños dramas a los que enfrentarnos, problemas particulares más o menos complejos que se viven con la misma intensidad que nos superaba cuando éramos niños. Y lo curioso es que no siempre el efecto del desastre es proporcional a la gravedad objetiva de un obstáculo. De cada uno depende situarlo en su escala de valores particular, y en cada caso variará también la fuerza necesaria para superarlo. 

Me he sorprendido a mí misma plantando cara sin pestañear a reveses "duros" de la vida, y he dejado de dormir, engullida por los nervios, ante situaciones que al poco de vivirlas he reconocido como absurdas, o incluso cómicas. Pero para superar todas ellas he intentado ser valiente, plantar cara al futuro y usar esa fuerza tímida, pero poderosa, que me ha ayudado a seguir adelante. Y es que creo firmemente que la actitud y la valentía son los pilares sobre los que se relaja nuestro desarrollo vital y que el éxito y el futuro dependen, sobre todo, de ese atrevimiento, muchas veces inconsciente, que nos da la energía necesaria para plantarle cara a cualquier contratiempo, dilema o traspié que nos haya preparado el inesperado destino.